William Drake tiene un trabajo, un perro y una casa cerca del lago Superior. Vive una vida ordinaria hasta que una desesperada llamada pidiendo ayuda de su interesada hermana, Katrina, añade a su rutina un problema en forma de fornido ranchero. Demostrando el dicho de que el que se mete a redentor sale crucificado, la llegada de Will al rancho de Montana donde está Martin, el prometido de su hermana, viene marcada por un pinchazo y la inesperada ayuda de un alto, moreno y guapo buen samaritano que resulta ser Elijah Hunter, el hermano de Martin, y el hombre más inquietante que Will haya conocido.
La furia de Elijah por las fechorías de Katrina cae sobre Will. Exige que permanezca en el rancho hasta que el asunto quede resuelto y aunque se queda en lugar de su hermana, Elijah no se lo pone nada fácil sometiéndole a duras pruebas a cada momento. Pero la inflexible moral de Will sobrepasa incluso a los rigurosos principios de Eli. La creciente atracción entre ellos se ve complicada por el ultimátum de Eli, que amenaza con hacer cumplir a Katrina el contrato que firmó antes de la boda si Will no accede a casarse con él.